Buscas el cuerpo perfecto o tu felicidad?

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Te has preguntado para qué buscas el cuerpo perfecto? Para qué tienes que dejar de comer, preocuparte por la comida, tener ansiedad por la comida? 

Qué es lo que en realidad estás buscando al querer bajar de peso o buscar el cuerpo perfecto? 

A veces no nos damos cuenta que lo que anhelamos es simplemente sentirnos bien, en paz, felices y con tranquilidad.

Yo soy Claudia Ramirez, nutrióloga y coach de tca y te ayudo a crear una relación sana con la comida. 

Te voy a contar una historia que habla sobre la felicidad, como la buscamos en todo menos en donde realmente está. 

Hace mucho tiempo, en la antigua China, vivía un campesino llamado Li. Li trabajaba la tierra todos los días, pero a pesar de sus esfuerzos, siempre vivía con dificultades económicas. Su pequeña cabaña estaba en mal estado, y apenas tenía suficiente comida para alimentar a su familia. A pesar de sus luchas, Li era conocido por su sonrisa y actitud positiva.

Un día, Li se enteró de un sabio anciano que vivía en una montaña cercana. La gente decía que este anciano poseía una gran sabiduría y que podía ayudar a aquellos que buscaban la verdadera felicidad. Li decidió subir la montaña para buscar al anciano y encontrar respuestas a sus problemas.

Después de un arduo viaje, Li finalmente llegó al pequeño refugio del anciano sabio. Le contó sus penurias y le pidió consejo sobre cómo ser más feliz en medio de la pobreza. El anciano sabio sonrió y le invitó a tomar asiento.

El sabio le dijo a Li: «La felicidad no reside en la riqueza material ni en la ausencia de dificultades. La verdadera felicidad se encuentra dentro de ti y en cómo eliges ver el mundo que te rodea». Luego, el anciano le dio a Li una pequeña semilla y le dijo que la plantara en su jardín y la cuidara con amor.

Li regresó a su hogar y siguió el consejo del anciano. Plantó la semilla y la cuidó con amor y paciencia. Con el tiempo, la semilla creció y se convirtió en un hermoso árbol. La gente del pueblo se asombró de la belleza del árbol y la fruta que brindaba.

Li al fin comprendió la sabiduría del anciano sabio. La verdadera felicidad no provenía de la riqueza material, sino de la satisfacción de cuidar y ver crecer algo con amor y paciencia. Aunque Li seguía siendo un campesino humilde, su actitud positiva y su amor por la vida le trajeron la verdadera felicidad.

A medida que pasaron los años, Li compartió la sabiduría del anciano con su familia y su comunidad. Aprendieron que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, en amar lo que hacemos y en apreciar cada día como un regalo. El pueblo prosperó no solo económicamente, sino también en términos de felicidad y bienestar.

Esta historia de la antigua China nos enseña que la verdadera felicidad no depende de las circunstancias externas, sino de nuestro ser interior, de nuestra actitud y nuestra capacidad para encontrar alegría en las cosas simples de la vida. 

Por eso cuando tu no aprecias tu cuerpo, cuando no te das amor ni paciencia, no puedes sentir felicidad, libertad ni tranquilidad. 

La felicidad la encuentras en tu interior, en cultivar amor y respeto hacia tu persona, gratitud hacia la vida y hacia tu propia vida y la de los que te rodean. Se encuentra al dejar de querer controlar circunstancias externas que no dependen de ti. 

Si respetas tu cuerpo y tu vida, podrás darle el alimento que necesita. No el que tu piensas que debes comer o dejar de comer. Podrás conectarte con tu cuerpo y enfocarás tu mente hacia el aprecio a las verdaderas cosas que te brindan felicidad y que estás dejando de sentir y conectar por pensar únicamente en la comida, en lo que comerás o dejarás de comer, en cuánto tienes que bajar o cuánto subiste de peso. 

Inspirate en esta historia para buscar tu propia felicidad y hacer todo lo necesario para vivir en el momento presente y apreciar la vida tal y como es. De acuerdo a como eliges ver el mundo que te rodea sentirás felicidad o no. Suscribete y nos vemos pronto!


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